Historia de la fosa de Parasimon, primeras evidencias y pasos que hemos ido dando...
En esta página os mostramos como hemos ido desentrañando la historia de Luis Cienfuegos, asesinado en noviembre de 37 y enterrado ilegalmente y hecho desaparecer en la Fosa Común de Parasimón.
Teníamos un vago conocimiento de su vida y muerte, y hace unos pocos años empezó a rasgarse el velo que cubría su memoria.
Luis era padre de cinco hijos, natural de Parana (Lena) y residente en Santibañez de Murias (Aller). Tenemos documentos que lo identifican como militante de Izquierda Republicana, miembro de la Federación de trabajadores de la Tierra (UGT). En la guerra entra en el Batallón de milicias de la República nº 226 "Manuel Llaneza" y al ser dado de baja pasa a desempeñar el trabajo de empleado de Arbitrios en el Ayuntamiento de Aller.
Con la caída del Frente Norte es detenido en su casa y trasladado a Moreda desde donde es sacado en un camión con destino a León. Pasado el pueblo de Pajares el camión para y es bajado, junto a una veintena de compañeros, fusilados y abandonados sus cuerpos en el mismo lugar, que son enterrados por vecinos de pueblo.
El primer testigo se llamaba Celesto García, tuvo el valor de dará testimonio de lo que allí ocurrió, y ese fue el hilo del que hemos ido tirando.
Son nuestro primeros paso, reconstruir la biografía de Luis y buscar las primeras pistas de su crimen...
Os presentamos algunos documentos de su vida.
Primer lugar de búsqueda, tras la declaración de Celesto.
MAPA DE FOSAS DE ASTURIAS (Dirección del proyecto de investigación: Carmen García García, Universidad de Oviedo)- Gobierno del Principado de Asturias
EL DERROTADO
Atrás quedaron los escombros:
humeantes pedazos de tu casa,
veranos incendiados, sangre seca
sobre la que se ceba —último buitre—
el viento.
Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia
el tiempo bien llamado porvenir.
Porque ninguna tierra
posees,
porque ninguna patria
es ni será jamás la tuya,
porque en ningún país
puede arraigar tu corazón deshabitado.
Nunca —y es tan sencillo—
podrás abrir una cancela
y decir, nada más: «buen día,
madre».
Aunque efectivamente el día sea bueno,
haya trigo en las eras
y los árboles
extiendan hacia ti sus fatigadas
ramas, ofreciéndote
frutos o sombra para que descanses.
Ángel González